La importancia de la inteligencia emocional

INTELIGENCIA EMOCIONAL:

El concepto de inteligencia emocional fue popularizado por diferentes psicólogos. Y hace referencia a la capacidad para reconocer los sentimientos propios y ajenos.

La inteligencia emocional implica cinco capacidades básicas: descubrir las emociones y sentimientos propios, reconocerlos, manejarlos, crear una motivación propia y gestionar las relaciones personales.

Tiene una base física en el tronco encefálico, encargado de regular las funciones vitales básicas. El ser humano dispone de un centro emocional conocido como neocórtex, cuyo desarrollo es incluso anterior a lo que conocemos como cerebro racional.
La amígdala cerebral y el hipocampo también resultan vitales en todos los procesos vinculados a la inteligencia emocional. La amígdala, por ejemplo, segrega noradrenalina que estimula los sentidos.

¿PARA QUÉ SIRVE?

La inteligencia emocional canaliza nuestras emociones, creando una simbiosis entre emoción y razón, para corregir nuestro comportamiento.

De esta manera, mejorará nuestra relación con nosotros mismos y con las personas de nuestro entorno.

¿CÓMO NOS PUEDE AYUDAR?

Mejora la salud mental y física.
Potencia y estimula las relaciones interpersonales.
Brinda seguridad y autonomía.
Eleva la autoestima.

¿CUÁNDO SE DESARROLLA?

Se desarrolla a lo largo de toda la vida con cada una de las experiencias que vamos adquiriendo, vamos identificando esas emociones y así vamos aprendiendo a gestionarlas.

NO JUZGUES LA FORMA EN QUE TE SIENTES

Las emociones tienen una única función: darte información sobre lo que está ocurriendo.

Si pudieras reprimirlas estarías a ciegas y no sabrías cómo reaccionar.

  • Las emociones negativas te previenen. No luches contra ellas. Debes entenderlas y obtener toda la información posible para enfrentarte al reto del que te están alertando.
  • El miedo te avisa de que no tienes recursos para abordar lo que está sucediendo. Refleja una desproporción entre la situación y los recursos con los que cuentas.
  • El enfado lo sientes cuando vulneran tus derechos o necesidades. Te empuja hacia el ataque o la defensa para hacerte respetar.
  • La tristeza te indica la pérdida de algo valioso para ti y te prepara para superar esa ausencia.
  • Sientes alegría cuando algo te resulta agradable. Te motiva a experimentarla de nuevo con conductas que vuelvan a generarla.


Considera tus emociones no como algo bueno o malo, sino como la fuente de información que te ayudará a ser más consciente de ti mismo a conocerte mejor.
Una vez que, como ADULTOS, tenemos claro qué es la inteligencia emocional y la ponemos en práctica con nosotros mismos, será mucho más fácil poder ayudar a nuestros hijos a identificar y a canalizar las suyas.

¿POR QUÉ ES POSITIVO ENSEÑAR A LOS NIÑOS/AS EDUCACIÓN EMOCIONAL?

Durante los primeros años de vida, los niños poseen una importante plasticidad cerebral, por lo que esta etapa y las experiencias y aprendizajes que se den en ella, son especialmente importantes para el enriquecimiento y adecuado desarrollo de la cognición y la afectividad.
A medida que el niño crece, las relaciones se amplían y se vuelven más complejas, requiriendo el desarrollo de más habilidades para relacionarse exitosamente.

Entre las que se encuentran: expresar deseos y preferencias de forma clara, habilidad para no ser fácilmente intimidado por otros niños, expresar su frustración e ira de forma adecuada, mostrar interés por los demás, ofrecer ayuda a los demás cuando lo necesitan, etc.

Lo niños están en contínuo aprendizaje desde que nacen, todo para ellos es nuevo, por eso hay que tener empatía y mucha paciencia con los más peques de la casa. 

CÓMO TRABAJAR LA INTELIGENCIA EMOCIONAL EN CASA.

  1. Es fundamental que el entorno sea un clima positivo, para crear un ambiente donde los pequeños se sientan cómodos para poder ser ellos mismos, para poder pensar y para poder sentir.
  2. No suprimas sus estados emocionales, hay que dejar que fluyan, sentir es natural y es sano.
  3. Ayúdales a identificar y reconocer sus emociones y las de los demás. Para ello puedes emplear juegos, diálogo, cuentos, vídeos, fichas etc. Es importante que aprendan a reconocer las señales de su cuerpo, que le indican que una emoción se trata.
  4. Desarrolla en ellos la reflexión, meditar y ordenar los pensamientos les ayudará a dirigir su emoción.
  5. Enséñales formas positivas de expresión emocional: el deporte, el arte, dibujo, la música, el diálogo, etc.
  6. Plantéale soluciones positivas a los problemas con diálogo, ayudándole a ver cómo se ha sentido en ese momento y lo que podría mejorar para próximas veces.
  7. Sírveles de ejemplo. Los/as niños/as aprenderán tus reacciones emocionales de observarlas diariamente.
  8. Muéstrales la importancia de saber gestionar las emociones. Una gestión adecuada no quiere decir suprimirlas, sino ser capaz de controlarlas antes de que nos controlen.
  9. Enséñales a sentir sin miedo. Hazles saber que todas las emociones forman parte de nosotros y tienen una función, todas son necesarias, es importante dejarlas fluir y no reprimirlas.
  10. Enséñales cómo se llaman, cómo son y en qué se diferencian cada una de las emociones, sentimientos y sensaciones.
  11. No escatimes en muestras de afecto y dota de carácter lúdico a tus enseñanzas.

GESTIONAR LAS EMOCIONES.

Es habitual que los/as niños/as en ocasiones se vean superados por las emociones, rabietas que les hacen gritar o golpear cosas.

Es necesario que nosotros no reforcemos esas situaciones. Una vez haya terminado la rabieta podemos enseñarles, por ejemplo, que antes de gritar o pegar, es mejor expresar en voz alta qué les molesta. Que aprendan a expresar sus sentimientos desde bien pequeños.

Y siempre acompañarles, abrazarles si se dejan, no abandonarlos con sus sentimientos. 
Es aconsejable que para que haya resultados visibles, trabaje toda la familia.


Para terminar, os dejamos algunos cuentos que podéis conseguir en cualquier librería, para que disfrutéis con los peques de la casa.

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