Alimentación del recién nacido. 

Cuando nace un bebé, una de las principales preocupaciones es que la alimentación que reciba sea la más adecuada y completa. 

Evidentemente y con respaldo científico, durante los primeros meses de su vida (según la OMS, los primeros seis meses) la mejor opción es la lactancia materna. Siempre y cuando no exista ningún impedimento en cuanto a la salud se refiere (enfermedades como galactosemia, virus de inmunodeficiencia humana, virus de leucemia humana, por ejemplo) y la madre se encuentre a gusto. 

La lactancia no es difícil, pero pueden surgir pequeñas complicaciones (grietas, posición incorrecta, falsos mitos, etc) que ante la falta de información, hagan pensar a la madre que debe abandonar la lactancia. 

En este caso, lo mejor es buscar un asesoramiento adecuado (recomendaros la página e-lactancia.org, LactApp, los libros del pediatra Carlos González) para poder continuar ofreciendo leche materna, pues no debemos olvidar que es también lo más natural. 

Con todo esto, no queremos dar la impresión de que rechazamos la lactancia artificial o, incluso, mixta. Cada madre/padre quiere lo mejor para sus hij@s, eso está claro. Y habrá que respetar cualquier decisión. 

Una vez han pasado los primeros seis meses, el aparato digestivo del bebé está lo suficientemente desarrollado para consumir otro tipo de alimentos. Por ello, no es recomendable ofrecer otro alimento distinto a la leche antes de esa franja de edad. 

No olvidemos que pasados esos seis primeros meses, se trataría de comenzar a introducir una alimentación complementaria, que como su propio nombre indica complementa, no sustituye. 

Así, la leche sería aún el alimento principal en la dieta del bebé. 

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